EL LEGADO DEL LOBO
Fato Guzmán + 12 artistas
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Fato Guzmán + 12 artistas
02/12/23
Por Capitán Tolstói
El álbum “El Legado del Lobo” abre con una canción que contiene elementos líricos románticos y esperanzadores, creados en colaboración por tres compositores y un sorprendente intérprete llamado Aura Nova, quien viene desde una poderosa influencia metalera, todos pasados por el filtro de un productor de larga carrera y talento impecable: Fato Guzmán. El lobo mayor de una manada, nacida de la interacción digital ocurrida en Clubhouse, la aplicación de audio que tuvo un auge durante la pandemia.
Escribir sobre Fato Guzmán resulta ocioso cuando muchos sabemos que es el genio musical detrás de hits interpretados por estrellas como, Pepe Aguilar, Alejandro Fernández, Ana Bárbara, Aída Cuevas, Alberto Vázquez, Valeria Lynch, Lupita D’Alessio, Yuri, Pandora, Tiziano Ferro, Gianni Morandi, K-Paz de la Sierra, Liberación, La Arrolladora Banda El Limón, José Julián, Juan Valentín, Horóscopos de Durango, Araceli Arámbula, Ninel Conde y Mariana Seoane, por mencionar algunos.
Lo que seguramente se destaca en la historia de este nuevo álbum, es el fenómeno de su gestación, del que sé, pues casi podría decir que formé parte. Al menos, con seguridad he sido un testigo muy cercano y el relato empieza con Fato creando una suerte de taller de composición de canciones, en Clubhouse, al que se adhirieron un importante número de personajes, algunos profesionales, otros aspirantes e incluso simples curiosos como yo, que luego bajo la tutela de Fato descubrieron o afinaron sus capacidades creativas, en medio de dinámicas educativas orgánicas, en las que Fato desplegó no solo su claro conocimiento del oficio cancionero, si no también una marejada valiosísima de conocimiento sobre la industria y la producción musical.
Fato no se guardó nada: En ese taller abrió su mente, su corazón y su alma, para enriquecer ampliamente a sus ahijados musicales. Lo mismo corrigió amablemente una cadencia de acordes, que desveló las minucias de un contrato discográfico.
El resultado es una producción grata, delicada y poderosa, con poco más de una docena de canciones, creadas por células de compositores, letristas e intérpretes, que pulieron magníficamente su trabajo artístico.
En su momento tuve el privilegio de escuchar las canciones desnudas, a guitarra y voz, las maquetas que fueron desarrollándose y hoy, el álbum terminado me parece que justifica su nombre ampliamente, al contener lo que podría ser la herencia oficiosa de Fato, para nuevos creadores que ostenten la bandera del romaticismo, con un espíritu consolidado, que guiña el ojo a las nuevas formas de la composición popular.
Las canciones conservan sus mensajes originales, enriquecidas con una multitud de florituras sabiamente repartidas en un agradable juego contrapuntístico. Cada parte y cada componente está ubicado en su lugar, con una indiscutible maestría. En lo privado, diré que me gusta mucho encontrar guitarras eléctricas con un trémolo, atravesando toda la producción, como si se tratara del hilo conductor de este relato musical.
Mientras Fato lideró el monumental trabajo de reunir a decenas de creadores, yo fui escuchando y conociendo a cada uno de los compositores, algunos ya con carreras en curso y otros tomando decisiones valientes para modificar su vida, a partir de esta colaboración musical.
Quizá quienes más han conseguido llamar mi atención, son dos rockeros. Aura Nova, a quien ya mencioné y que tiene una sólida cadena de canciones más bien metaleras, con una personalidad fuerte y cavernosa, preciosamente mal hablado y que, para su canción dentro del álbum, tuvo que afrontar el reto de sostener una melodía cálida y aterciopelada, con algunos tintes rockeros controlados, que complementan muy satisfactoriamente. Por otro lado, Jesús Boy, un veterano del rock en tu idioma, quien desde Argentina nos permitió conocer su notable sensibilidad musical.
Claro que me acuso de preferir a mis similares, yo mismo vengo del rock, pero eso no descarta el gran cúmulo de talento que se ha desplegado, en los casos de artistas como DLUE y Edú Elorian, románticos implacables, o el vital Marcos Fonruge, dueño de una inteligencia suprema que inunda sus canciones, con la hermosa tradición de un castellano brillante.
La misma admiración pueden provocar artistas de la pluma literaria, que participaron en este conjunto como Remedios Díaz, Yenny Olvera o Luz Sabinal.
En la larga lista me gustaría destacar los nombres de Dico Leoné, Lauralina y Nuna Angelik, así como al par de hermanos Durán, Jesús y Juan, quienes me parece que se han sentido inspirados a iniciar una carrera musical, gracias a la decisión de Fato, que prácticamente fue cumplir este sueño a cada uno.
Al final, me parece que eso es lo que vale mostrar. La gentileza del gesto de un grande, como lo es Fato, quien sabe de primera mano el ingente esfuerzo necesario para iniciar y luego consolidar una carrera artística. Que con este proyecto aporta una luz de esperanza, en medio de una industria despiadada y veloz, devolviendo a través de su manada, eso que hoy desborda su vida: la certeza de que lo más importante en la música, no es el dinero o la capacidad de influencia. Tampoco las relaciones o el marketing. Lo más importante es la canción. Esa semilla que hay que proteger y alimentar, para que luego florezca a pesar de la tempestad.
Que la música triunfe.