Fuentes de Ortiz
Kinky
Apoya a Extinto donando $30 MXN
Kinky
03/04/2024
Por Capitán Tolstói
Tengo una sensación bipolar con el nuevo maxi single de Kinky, la indispensable banda para una buena fiesta, entre mis contemporáneos de la X generation. Resulta que este pasado 26 de marzo han lanzado dos rolas del catálogo nacional que en cierta forma sorprenden y que en conjunto ejemplifican, desde mi punto de vista, las mejores y peores prácticas para crear un icono desde una rola clásica o con gran aceptación.
Dos tracks venidos desde tradiciones musicales diversas, se reúnen y son tratados por Kinky, a través de su orquestación discotequera. Ambas son atravesadas por un bajo funkero redondito y fluido, mientras unas cuerdas ochenteras se asoman en la armonía de las dos canciones.
“Fuentes de Ortiz”, de la pluma de Ed Maverick, es reproducida en clave bailable, en un entorno suave y contagioso, creando una ambientación alegre, conducida por una línea vocal, fortalecida por un bloque de tomas, que han sido distribuidas en el espacio y sumergidas en múltiples bancos de efectos, creando un coro permanente pero dinámico. Un guiño bullanguero ocurre cerca del final, con una riada de percusiones, que me recuerdan las batucadas ya tan populares en las fiestas privadas.
El resultado es que el aire nostálgico de Ed, es vencido y sustituido por un espíritu romántico y corporal que no dejará a nadie quieto mientras escucha la rola.
La otra cara de la moneda se revela con “El Paso Del Gigante”, original del Grupo Soñador, que, en mi preferencia, se ubica como una clase maestra de composición de hits de la música popular. Plagada de recursos para mantener la atención del escucha, sobre la deliciosa base de una cumbia sonidera, sampleos y síntesis se conjugaron para una canción difícil de emular. Sólida y consistente con el relato lírico, se puede sentir al gigante bailando junto a los cajones acústicos en la pachanga de fin de semana en el barrio.
Kinky tomó un alto riesgo estético, al desenredar la maestría dentro de “El Paso Del Gigante” y reacondicionarla con melodías lavadas y en una octava más alta que la original, sustituyendo la voz mecánica del teclado original, con lánguidas líneas de cuerdas sintéticas. Una voz limpia se pasea sobre una percusión con un toque reverberante y un bajo impecable que perdió protagonismo en la reconstrucción. Sin duda hay un esfuerzo artístico en esta nueva versión que aplaudo y al mismo tiempo, prefiero quedarme con “Fuentes de Ortiz” para recordar esta propuesta de Kinky.
Que la música triunfe.