07/11/23

Por Capitán Tolstói

Nadie sabe lo que va a pasar mañana, es el título para el nuevo álbum de Bad Bunny, con 22 canciones que combinan los muy conocidos sonidos del artista y que líricamente recorren las mismas temáticas del autor.

Desde mi punto de vista, es la repetición del mensaje ya conocido de la dominación económica, traducida a una libertad sexual que de pronto aspira al amor.

Sonidos subsónicos conviven con arreglos orquestales melosos que, escuchando las melodías vocales naturalmente desafinadas y procesadas, dejan una sospecha en el aire. ¿cantando como canta tiene oído, conocimiento y oficio para escribir una partitura para las secciones de la orquesta? Me parece falso, así como el llanto del millonario que se incluye en el primer track. La historia de la tristeza del artista incomprendido y solitario, que, frente a cien mil personas, se siente solo entre un cuantioso equipo creativo, sus fans y colegas. Papachurras.

Benito y su grupo de colaboradores repiten al infinito un discurso estético cuajado de aburrimiento, que se asoma a cada minuto al culo y la tota, al dinero y los lujos irrelevantes de la vida de millonarios europeos y gringos. El signo del dinero es mi nuevo zodiaco, declara BB, como una oración sagrada.

Quizá el aspecto que permanece impecable e interesante en la obra de Benito, es el tratamiento en el estudio de sus canciones. La producción me parece hermosamente limpia y profesional. Un poco como crear un recipiente de vidrio artesanal, para llenarlo de mierda. Una, por cierto, muy aburrida, que se complace declarando que quizá su música no sea muy sana, pero pues, no inventó el sexo ni la marihuana. Vaya, encima zafa de su discurso. Puro negocio y nada de arte se podría pensar.

Si tienes la oportunidad de escuchar el álbum, déjala pasar.

Te dejo abajo una playlist de otra cosa.